Cuando instalamos una cubierta vegetal en nuestra azotea tenemos que tener en cuenta que su protección es trascendental para evitar correr riesgos innecesarios. En el caso de las cubiertas verdes extensivas no transitables, es especialmente importante delimitar el espacio de la cubierta ya que cualquier peso extra en la zona puede ser un peligroso para la estructura del edificio. De esta manera también se evitan las intrusiones no deseadas que puedan dañar de forma irreparable el sustrato o las diferentes capas que conforman la cubierta verde.
Luminarias como sistema de protección no agresiva
Una manera fantástica de garantizar la seguridad de nuestra instalación sin perder la estética, es utilizar barreras infrarrojas de protección perimetral camufladas en luminarias. Existen algunas marcas como Prodextec o Bunker Seguridad que ofrecen varios modelos de este tipo de barreras de infrarrojos que combinan la estética, la iluminación y la protección de espacios especialmente delicados. Estas barreras de protección infrarroja, siguen manteniendo su función de iluminación y la luz que emiten, por sí misma, constituye un método disuasorio ante posibles intrusiones.
Además, la iluminación artificial puede favorecer el crecimiento del sedum y las plantas autóctonas elegidas para el techo verde en las primeras semanas tras la instalación de la cubierta vegetal, también sirven de apoyo luminoso en temporadas donde la luz solar es más débil e infrecuente, especialmente en invierno.
Esta solución también es efectiva para proteger huertos urbanos a pie de calle que puedan tener un riesgo más altos de ser dañados o asaltados cuando se encuentran desprotegidos. Las columnas perimetrales escondidas en luminarias proyectan un haz de luz infrarroja entre un emisor y un receptor que al ser cortado por cualquier objeto extraño hace saltar una alarma. De esta forma estaremos informados ante cualquier posible amenaza y no tendremos que preocuparnos por la integridad de nuestro espacio verde.